sábado, 29 de marzo de 2014

Reflexiones...

Reflexiones anónimas:

En relación a los cargos públicos, la hipocresía, campa por sus anchas. Leyendo al antropólogo Julio Caro Baroja comparaba a los políticos modernos con las brujas antiguas, ya que a ambos se les atribuyen facultades muy superiores a las que realmente tienen, son buscados en un momento de ilusión, forman sectas con consignas secretas, defraudan de modo paralelo, en última instancia los males de la sociedad se les atribuyen en bloque y cuando se les condena es por embaucadores y embusteros.

Por ello, si para puestos no cualificados de cualquier institución pública las exigencias profesionales son cada vez más estrictas, para conseguir un cargo público no hay exigencia ni de capacidad profesional ni de comportamiento ético. Por supuesto que primero hay que ser elegido por el aparato del partido, donde al parecer tiene más opciones de premiarse la obediencia que la inteligencia. Esto provoca, además, contradiciendo a la legalidad, que los partidos digan que los escaños son suyos y establezcan sanciones en sus reglamentos al que se salta la línea oficial. Y, por supuesto, hay que ser elegido por las urnas, pero -y no es por ir a ejemplos socorridos de falta de garantía- todos conocemos ejemplos de personajes innombrables elegidos por su pueblo. Eso sí, los llamados cargos de confianza no necesitan ningún refrendo popular. Sensu contrario, nuestros jóvenes bien preparados emigran para trabajar con suerte en minijobs. Bernard Shaw, mordazmente, decía que el que no sabe nada y cree saberlo todo está facultado para la política.

Anónimo

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