viernes, 19 de abril de 2013

LA FACHADA DE LA ROCA


LA LETRA PEQUEÑA DEL ACERO CORTEN
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Esta semana escribe Iproyecta, una empresa formada por dos compañeros Arquitectos Técnicos interesados en innovación constructiva y sostenibilidad, están ubicados en el Campo de Gibraltar y suman más de 15 años de experiencia en la gestión de procesos constructivos.
Para refrescaros la memoria, sobre quienes estamos hablando hace poco publicaron un artículo sobre “industrializar la construcción“, apuntado como no a la innovación constructiva.
Muchas gracias por todo, el apa.
La letra pequeña del acero corten
Con demasiada frecuencia podemos ver en ciertos edificios cómo la intención de plantear una solución constructiva novedosa o innovadora ha dado lugar posteriormente a situaciones, cuando menos, inesperadas, debido a un deficiente análisis de los factores a considerar en la elección o el diseño de dicha disposición constructiva. El uso del acero corten en edificación nos deja varios ejemplos que admiten esta interpretación.
Tratándose de un material que viene adquiriendo gran valor arquitectónico, bien por el cambio de apariencia que experimenta o porque el aspecto oxidado se ha puesto de moda, es a menudo causante de ciertos efectos negativos -llamémosle patologías- derivados, presumiblemente, del desconocimiento de sus propiedades.
Pero vayamos por partes.
El acero resistente a la corrosión atmosférica o acero patinable -conocido como acero corten en alusión a una marca comercial- es un tipo de acero muy resistente que incluye en su composición química aportes de níquel, cromo y cobre, que colocado a la intemperie desarrolla una fina película de óxido que le proporciona ese característico aspecto rojizo. Es comúnmente reconocible en objetos de mobiliario urbano, revestimiento de fachadas ventiladas, elementos de cerrajería e incluso estructuras.
Esta película de óxido es el punto fuerte del material, ya que actúa comocapa protectora frente al avance de la corrosión hacia el interior de la pieza. En su transformación podemos hablar de 3 fases diferenciadas: En una primera etapa la película adquiere su espesor; seguidamente tiene lugar un proceso de oxidación rápido en que la superficie cambia de tonalidad hasta alcanzar un punto de estabilización, en el que presenta un tono marrón. A partir de este momento, que puede situarse entre los 5 y 8 años (en función de las condiciones atmosféricas), el proceso de oxidación continúa indefinidamente, pero a una velocidad lo suficientemente lenta como para que apenas resulte apreciable el cambio de aspecto del material.
Son dos los tipos de lesiones asociadas al uso del acero corten: las manchas de óxido, popularmente conocidas como chorreones, y la corrosión del propio material.
La formación de 
manchas puede producirse durante las dos primeras fases del proceso de oxidación. En estos primeros años de exposición gran parte del óxido que se origina se desprende de la chapa, de forma que al ser arrastrados por el agua de lluvia da lugar a los vistosos chorreones, de difícil limpieza, por cierto.
Para combatir este problema los fabricantes ofrecen la posibilidad de aplicar un tratamiento acelerante que reduce la duración de las primeras fases, o el llamado “baño de paro”, que detiene el proceso de oxidación, al disponer una barrera que evita el contacto del acero con la atmosfera exterior. Sin embargo ambos tratamientos consisten en la aplicación de barnices, los cuales comienzan dando un buen comportamiento pero que, con el tiempo, van dándole un mal aspecto al material. Por ello, el método más efectivo contra las manchas es la colocación de un 
sistema de recogida de las aguas que impida su contacto con otros materiales.
Pero la patología más preocupante es, sin duda, la corrosión del material. Y aquí es donde entra la letra pequeña del acero corten, porque lo que aun no hemos dicho es que la película protectora requiere para su adecuada formación una serie de ciclos de mojado y secado frecuentes. Esta condición hace totalmente desaconsejable el uso de acero corten en zonas próximas al mar y zonas expuestas a lluvias muy frecuentes, o con alto nivel de condensación, así como su colocación en paramentos horizontales que puedan acumular agua o polvo, en elementos enterradas, o en contacto directo con cubiertas de madera. Cada uno de estos contextos constituye un ambiente hostil para la formación de la pátina, favoreciendo los focos de corrosión.
Igualmente existen tratamientos de protección para atmosferas agresivas, pero volvemos a lo mismo: son barnices con un periodo de vida limitado que tarde o temprano perderán su efectividad, condenando al material a corroerse.

Conclusión
Estamos ante un material que ofrece unas características más que interesantes, pero con unas limitaciones que es preciso conocer, y que lo hacen inapropiado en determinadas circunstancias. En efecto, se comercializan tratamientos que pretenden hacer del acero corten un producto más extensible pero su aplicación no hace más que desvirtuar las cualidades de un material pensado para trabajar sin protección alguna.
En esos otros casos, puede conseguirse un aspecto oxidado con otro tipo de productos y tratamientos, posiblemente más baratos.

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